Comentario
En Oaxaca, el Formativo Medio había sido una etapa de continuado aumento demográfico, llegando a existir 39 asentamientos ocupados y jerarquizados. Hacia el 500 a.C. se produce un traslado de poder desde San José Mogote a Monte Albán. El centro surge como consecuencia de una reorganización en la jerarquía de asentamientos, mediante la cual se concentran en él unos 5.000 habitantes, mientras que en el valle se producen pocos cambios. La ciudad se levanta sobre una pequeña colina de 450 m. de altura, lejos de las principales rutas de comunicación y de las fuentes de agua, e incluso también en mala relación con las tierras más fértiles.
Esta colina se aterraza y se establecen tres áreas residenciales en torno a la gran plaza, las cuales se consideran representativas de los grupos étnicos más poderosos de la cuenca, uno de ellos sin duda procedente de San José Mogote. La capital zapoteca, pues, debió ser fundada con una finalidad política y de integración con respecto a las jefaturas que compiten por el control del valle de Oaxaca. En este sentido, es muy importante la construcción de la Estructura L al sureste de la Plaza Principal, que incluye una galería decorada con losas talladas en las que se representan danzantes; de ahí que se le haya denominado Templo de los Danzantes. Estos bajorrelieves contienen escenas de individuos en actitudes grotescas, desnudos, algunos con tocados y orejeras, pero todos con los ojos cerrados, boca entreabierta y atados con cuerdas al cuello; rasgos que en la Mesoamérica prehispánica son claros indicativos de humillación. Ciertos motivos de volutas y flores en lugar de órganos genitales revelan un antiguo patrón de mutilación genital y de autosacrificio en Oaxaca. Algunos de estos danzantes están acompañados por signos jeroglíficos, introduciéndose el uso del sistema numeral de barras y puntos que se combinan con ciertos símbolos, en un sistema de escritura compuesto por signos fonéticos e ideográficos. El Templo de los Danzantes constituye un gran memorial a los individuos capturados y muertos en las batallas que tuvieron lugar para integrar políticamente la cuenca.
Al final de la etapa se produce una caída de la población, existiendo menos centros que en la primera parte del Formativo Tardío, pero más importantes. Todos tienen arquitectura pública organizada en torno a patios y sirven para integrar a las aldeas y poblados agrícolas. Si durante esa primera mitad Monte Albán había compartido el poder con otros núcleos complejos, a partir del 200 a.C., y esto se constata en la evolución arquitectónica del sitio, se transforma en la capital zapoteca e integra toda la cuenca, donde se produce una decadencia y pérdida de población generalizada en beneficio de la ciudad.
Las fases Monte Albán III (250-700 d.C.) y IV (700-1.000 d.C.) definen el periodo Clásico en el valle de Oaxaca. Durante la primera etapa la ciudad alcanza una extensión de 6 km2 y concentra unos 16.500 habitantes, población que casi se duplica a finales del Clásico Tardío. El área urbana y su zona de mantenimiento se extienden sobre unos 40 km2, incluyendo unas 2.000 terrazas habitacionales con varios cuartos cada una. Es decir, que en ella reside una población cercana a los 30.000 individuos, a la que hay que añadir la correspondiente a unos 80 sitios más clasificados como importantes, y otros muchos menores distribuidos por los valles de Etla, Tlacolula y Zacuala. Para estos momentos la Plaza Principal adquiere su fisonomía definitiva con la anexión de diferentes grupos que la rodean en su totalidad, de manera que para Monte Albán IIIb (500-700 d.C.) está cerrada y sólo quedan entradas en las cuatro esquinas, adquiriendo una gran privacidad. La evolución clásica del sitio está distribuida en dos partes: durante Monte Albán IIIa (250-500 d.C.) tiene influencia de Teotihuacan, según se denota en cerámicas, edificios y, en particular, en las estelas grabadas de la Plataforma Sur, que contienen individuos teotihuacanos conversando y relacionándose con dirigentes zapotecos; manifestando que las relaciones entre ambas urbes fueron pacíficas. En el valle, hay otros grandes asentamientos, como Jalieza, que tiene unos 12.000 habitantes; además hay otros sitios con escasas atribuciones administrativas y políticas que integran poblaciones más pequeñas como poblados y aldeas. A lo largo de Monte Albán IIIb (500-700 d.C.) la ciudad alcanzó su definitiva fisonomía como un núcleo dispuesto en un eje norte-sur con dos plataformas colocadas una a cada extremo de la Plaza Principal. El centro de este inmenso espacio estuvo ocupado por el Edificio J, un antiguo monumento dedicado a las conquistas militares decorado con Danzantes. Al norte y noroeste se situaron tres grupos residenciales, tal vez representativos de tres grupos étnicos, que estuvieron rodeados por una pared que circundó casi 3 km de colina. Todos estos edificios fueron decorados por un estilo denominado doble escapulario, que es la variante zapoteca del talud y el tablero.
Coincidiendo con el final de su relación con Teotihuacan, Monte Albán IIIb (550-700 d.C.) es una época de gobierno más centralizado y enfocado sobre la ciudad, decayendo el potencial de los sitios secundarios en el valle. De este momento data la mayoría de las 170 tumbas colocadas bajo los suelos de los patios, casi todas en la zona norte. Consisten éstas de una cámara y una antecámara a las que se accede mediante una escalinata; las fachadas de entrada a la tumba semejan los edificios de Monte Albán, y tienen sobre ellas un pequeño nicho en el que se colocó una urna funeraria. Sus paredes interiores, ocupadas por nichos con ofrendas, estuvieron decoradas con murales de influencia teotihuacana, aunque también incluyen signos jeroglíficos de origen maya.
Al margen de los grandes recintos públicos y de las tumbas reales, el grupo arquitectónico básico consta de dos a cuatro montículos en torno a un patio distribuidos dentro de los límites del sitio. Más allá, edificios sobre terrazas, muchos de ellos con forma de L, estuvieron ocupados por campesinos y, en ocasiones, se conjuntaron en torno a barrios que incluyen zonas de producción de metates, cerámicas, conchas, hachas, obsidiana, cuarcita y calcedonia. Destaca en este sentido una vajilla gris pulida que convive con la importación de Naranja Delgada de influencia teotihuacana, tal vez procedente de Puebla y norte de Oaxaca.
La escritura jeroglífica zapoteca, las tumbas reales y la arquitectura monumental señalan la existencia de una nobleza hereditaria. Las funciones públicas del grupo dirigente estuvieron sancionadas por el ritual; de manera que esta aristocracia hereditaria tuvo, como en buena medida ocurría entre los mayas de las tierras bajas, un carácter teocrático. Esta misma característica puede encontrarse en Teotihuacan, si bien aquí se desarrolló un estado más centralizado que los zapotecos y los mayas.
Una amplia cantidad de actividades artesanales indica la existencia de segmentos sociales intermedios, máxime cuando algunos de ellos realizaron sus trabajos a tiempo completo. Las áreas de trabajo de ceramistas, lapidarios y trabajadores de concha nos muestran un amplio espectro de artesanos que constituyeron entre el 10 y el 15% de los residentes urbanos, aunque también estuvieron implicados en trabajos campesinos. Los individuos que fabricaron la cerámica gris pulida o los vasos de tecalli (travertina) parecen más especializados y tal vez ocuparon un nivel más significativo en la sociedad zapoteca. El otro segmento de población, compuesto por la gente común, vivió en chozas de adobe y se enterró en simples pozos debajo de los suelos de sus habitaciones.
Los murales y las urnas funerarias han permitido identificar 39 dioses, la mayoría con nombres calendáricos. Once de ellos fueron de naturaleza femenina y la mayoría se agrupó en conjuntos de carácter funcional. Por ejemplo, el complejo del dios de la lluvia y de la luz diurna entre los que destaca Cocijo; el conjunto del dios del maíz, Pitao Cozabi; el dios supremo, creador del orden cósmico y del universo, Pije Tao; dioses serpientes que incluyen a Quetzalcoatl, Xipe Totec y otros.
Las causas de la decadencia de Monte Albán son desconocidas. Es muy posible que comenzara de manera paralela a la ocurrida en Teotihuacan; por otra parte, durante el Clásico Tardío existían en la cuenca central otros sitios importantes como Cuilapan, Zaachila, Mitla o Lambityeco que estaban preparados para tomar el relevo de poder que había centralizado durante tantos años Monte Albán. Además, los estados mixtecos venían ejerciendo fuertes presiones sobre las poblaciones del valle de Oaxaca. Todas estas causas pudieron confluir en su decadencia, pero también es cierto que Monte Albán fue fundada como la capital de una confederación de jefaturas y en su mismo origen pudo llevar el germen de su destrucción; en el sentido de que esos mismos poderes locales y territoriales pudieron colaborar en su colapso.